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domingo, 23 de abril de 2017

La victoria de Emmanuel Macron, una buena noticia.

La victoria de Emmanuel Macron, una buena noticia.

Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista, Universidad EAFIT

La victoria de Emmanuel Macron en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas es una buena noticia para Francia, para Europa y para los liberales y demócratas del mundo entero.  Las encuestas indicaban un empate técnico con una intención de voto alrededor de 20% para cada uno  de los cuatro principales candidatos: el izquierdista Jean Luc Melechon, la derechista Marine Le Pen, el centrista François Fillon  y el mismo Macron. Cualquier cosa podía ocurrir, incluido el escenario de poner al diablo a escoger entre Le Pen y Melechon en  la segunda vuelta.

Emmanuel Macron, quien no ha cumplido aún 40 años, estuvo vinculado como socio a la banca de inversión Rothschild y de allí pasó, en 2012, a integrar el equipo económico del gobierno François Hollande, primero como asesor del presidente y después como Ministro de economía, recuperación productiva y asuntos digitales. Macron hace parte de lo que puede denominarse el ala liberal del Partido Socialista francés; a la que pertenecen Michel Rocard,  Jean-Pierre Chevènement y Jaques Attali, su mentor político. No obstante, Macron no aspiró a la presidencia a nombre de ese partido, al que renuncio poco después de lanzar su candidatura a nombre del movimiento ¡En Marche!, creado para el efecto.

Sorprendentemente Macron ha ganado con una propuesta política contraria al populismo antieuropeo, nacionalista y asistencialista que hace carrera en Europa. Entre todos los 11 candidatos, Macron se posicionó como el más pro-europeo y se declaró abiertamente partidario de la permanencia de Francia en la Zona Euro. Este punto será un tema fundamental en la segunda vuelta pues Marine Le Pen propone la realización de un referendo para resucitar el franco y sacar a Francia de la Unión Europea.

Aunque Macron propone una reducción del gasto público de 60.000 millones de euros, que llevaría a la supresión de 120.000 funcionarios gubernamentales en cinco años, y quiere reducir el impuesto a las sociedades y  las cotizaciones empresariales a la seguridad social, sus propuestas de ser llevadas a cabo se traducirían en una pequeña reducción del tamaño del estado francés, cuyo gasto pasaría del 54% al 52% del PIB.

Ciertamente, Macron no significa el desmonte del colosal estado burocrático francés, pero algunas de sus propuestas apuntan a hacer menos atractivo el “servicio público” y el ejercicio profesional de la política. Está por ver si los congresistas aceptan eliminar su régimen especial de jubilación o renunciar el desempeño de otros cargos públicos mientras mantienen su condición de parlamentarios. Seguramente la necesidad de asegurarse una mayoría en la Asamblea Nacional, le hará olvidar su propuesta de reducir en un tercio en número de congresistas y todas las que buscan hacer más eficiente el proceso legislativo.

A diferencia de la mayoría de los políticos franceses de izquierda y derecha, Macron apoya la plataforma UBER que a su juicio ha significado la posibilidad de un trabajo digno para miles  desempleados. Estos auto-empresarios, como se les denomina, fueron importantes en el impulso de su candidatura. En fin, Macron es el único de los 11 candidatos que apoya el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá. Nada de esto lo convierte en un liberal radical y menos en un anarco-capitalista, pero para los partidarios de la libertad económica sus credenciales son mejores que las de todos sus antagonistas. Por eso, su victoria en la segunda vuelta es una buena noticia.

LGVA

Abril de 2017

lunes, 17 de abril de 2017

De la espléndida realidad de Sogamoso a la silenciosa frustración de Cañafisto

De la espléndida realidad de Sogamoso a la silenciosa frustración de Cañafisto

Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista, Universidad EAFIT


En compañía de amigos y familiares, visité en Semana Santa la espléndida Central Hidroeléctrica de Sogamoso. Nos atendió su director, el ingeniero Juan Esteban Florez, dueño de un soberbio conocimiento en la amplia variedad de temas a su cargo y de una exquisita y natural cortesía.  Hay muchas cosas de qué maravillarse en Hidrosogamoso: la imponente presa, casi al borde de la carretera; el hermoso embalse, propicio al desarrollo de actividades turísticas y recreativas, en fin, la majestuosa casa de máquinas que aloja en su interior de apabullante pulcritud los equipos de generación de última tecnología y los repuestos requeridos para atender cualquier contingencia.


Hidrosogamoso entró en operación comercial en diciembre de 2014, pero parece que hubiera estado allí desde siempre, tan profundamente integrada está a su entorno natural y social. Los impactos ambientales de las hidroeléctricas se producen fundamentalmente durante la fase de construcción. Prácticamente ya no hay huellas de materiales de excavación, de cobertura vegetal arrancada o de residuos de elementos de construcción. Los campesinos desplazados de las tierras anegadas están ya instalados en sus nuevos predios y sus nuevas viviendas, considerablemente mejores que las abandonadas. La carretera Barranca-Bucaramanga tiene ahora mejores especificaciones y un par de imponentes túneles construidos por ISAGEN como parte de las obras complementarias de la Central. Centenas de personas de la región tienen ahora empleos dignos, de calidad, bien remunerados. Los municipios del área de influencia y la Corporación ambiental se benefician ingresos equivalentes al 6% del valor de la energía generada por los 820 MW de potencia de Hidrosogamoso, construida siguiendo el Protocolo Sostenibilidad de la Asociación Internacional de Hidroeléctricas, que supera los estándares del País y el cual ha sido adoptado voluntariamente por ISAGEN.

Por eso sorprende que la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, en enero de 2017, haya negado en segunda instancia la licencia ambiental para el proyecto de Cañafisto, argumentando la pérdida de terrenos de bosque tropical seco, a pesar de que ISAGEN se comprometía a reforestar tantas o más hectáreas con las mismas especies arbóreas. El bosque tropical seco del Cañón del Cauca está desapareciendo desde hace muchas décadas, antes de la llegada de EPM, con Hidroituango, y de ISAGEN, con Cañafisto. Contrariamente a lo que creen los técnicos de la ANLA, la mayor esperanza de preservar ese bosque está en los programas de reforestación a los que se comprometen las empresas en sus planes de manejo ambiental que hacen parte de la licencia.

Desde hace años cunde en Santander la alarma por la desaparición de la Ceiba Barrigona, especie endémica de este departamento. Pues bien, el plan de manejo ambiental de Hidrosogamoso contempla un vasto programa de reforestación con Ceiba Barrigona que seguramente permitirá que las generaciones futuras puedan disfrutar de este majestuoso árbol.  Debo aquí mencionar el noble y desinteresado trabajo de mi amigo el empresario Juan Diego Restrepo y su familia, quienes desde hace varios años están comprometidos, por medio de la fundación que lleva el nombre de su finado hijo, Federico Restrepo Carvajal, en plantar esta noble especie en lo que han querido llamar El Valle de los Barrigones, en las alturas del Cañón del Chicamocha.

Actualmente la inversión en mitigación, compensación y recuperación de los impactos ambientales y sociales de los proyectos hidroeléctricos alcanza el 20% de la inversión. Esos montos de inversión y el mero paso del tiempo hacen que al cabo de unos pocos años los impactos negativos desaparezcan y prevalezcan los beneficios. Una vez en operación, los proyectos hidroeléctricos son amigables ambiental y socialmente. De esto pueden dar testimonio las gentes de Santander, que hoy están orgullosas de su Hidrosogamoso, y los habitantes de las regiones donde están instaladas las hidroeléctricas que abastecen normalmente el 70% de la demanda del País.

Se equivocan los técnicos de la ANLA si creen que al impedir la construcción de Cañafisto se garantiza la preservación del bosque tropical seco del Cañón del Cauca y de las especies que lo habitan. De lo  que sí hay certeza es que esa decisión producirá una serie de impactos ambientales negativos en otros sitios, otros tiempos y sobre otras personas. Colombia necesita la energía que ya no producirá Cañafisto. Si en ese mismo sitio se desarrolla, como lo ha sugerido en gerente de ISAGEN, Ingeniero Fernando Rico, un proyecto de presa más baja de unos 270 MW, el País habrá perdido irremediablemente 666 MW de su potencial hidroeléctrico. Si la ANLA niega la licencia del Cañafisto Pequeño, se perderán los 936 MW del proyecto original. De alguna forma habrá que reemplazar esa generación y cualesquiera sean las alternativas, no estarán libres de impactos. La decisión sobre Cañafisto está sustentada en una evaluación miope espacial y temporalmente, concentrada en una porción limitada del territorio, una pequeña fracción de la población y un horizonte de unos pocos años.

Con esta decisión el ambiente gana poco o nada,  el País pierde mucho y se fortalecen los ambientalistas radicales, como los de “Ríos Vivos”, que hostigaron sin tregua el desarrollo de Amoyá, El Quimbo y Sogamoso y que actualmente la emprenden contra Hidroituango. Sorprendentemente, la creciente hostilidad contra la hidroelectricidad ha provocado escasa o nula reacción en los medios, la dirigencia política y empresarial y la opinión pública en general, como si creyeran que la electricidad de que disfrutan en sus hogares y negocios cae del cielo. Tal vez por eso, ni siquiera en Antioquia, se han escuchado voces contra la decisión de la ANLA, convirtiendo a Cañafisto en una frustración silenciosa.  
  
LGVA

Abril de 2017. 

jueves, 6 de abril de 2017

Las vallas de la campaña Portate bien.

Las vallas de la campaña Portate bien.

Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista, Universidad EAFIT

En la noche del domingo 10 de mayo de 1981, François Mitterrand celebraba en compañía de sus amigos más cercanos su sorpresivo triunfo sobre  Valéry Giscard d'Estaing. Incidentalmente uno de los contertulios le espetó: “Y bien, François, ahora que eres presidente, ¿puedo continuar tuteándote? Con ese aire imperturbable que siempre lo caracterizó, Mitterrand respondió: “Como usted quiera”. Sería frívolo interpretar esa respuesta como un rasgo de presunción o vanidad. Con ella Mitterrand quería señalar el tono que debe presidir las relaciones entre gobernantes y gobernados.

Los discursos de Jorge Eliecer Gaitán, Laureano Gómez, los dos Lleras, Álvaro Gómez o López Michelsen se caracterizaban por su riqueza idiomática y sustantiva. Desde el gobierno o fuera de él, veían a los ciudadanos como adultos y los trataban como tales, sin hacerles concesiones  en el lenguaje o en la densidad de las ideas y sin caer en el trato desenvuelto e informal de los dirigentes actuales. La pobreza lingüística y conceptual es uno de los rasgos más ostensibles del discurso político que prevalece en Colombia desde hace varias década y de la que hace gala la casi totalidad de sus políticos.  

Desde hace varios años hace carrera en el País, especialmente en Medellín, la práctica de algunos gobernantes o líderes políticos de tutear o vosear a los gobernados o a sus potenciales electores. Creo que todo comenzó por allá en la época de Fajardo, con su forma de ser desenvuelta y “bacana” con la que, supongo, buscaba crear la imagen de un alcalde moderno, sencillo y cercano a la gente. Poco a poco, desde el portero pasando por los que atienden las taquillas hasta llegar a los secretarios del despacho, todos los funcionarios de la administración municipal se sintieron autorizados para tutear o vosear a todos los ciudadanos y dispensarles un trato falsamente amable tras el cual se esconde la más descarada prepotencia del burócrata que cuando atiende al ciudadano, que paga los impuestos que lo remuneran, cree estarle haciendo un favor y no cumpliendo con su obligación.  

De este trato no se escapa ningún ciudadano, especialmente los que tienen una apariencia más humilde. Yo, que cuando tengo la desventura de tener que acércame a los oficinas públicas, porto mis mejores galas, corbata de seda incluida, y asumo el aire más altivo posible, en no pocas ocasiones he tenido la sensación de que después de dispararme con su  en qué te puedo colaborar amiguito?, el funcionario iba a tocarme la cabeza o a darme un palmadita en el hombro. A mi querida esposa, puesta en similar predicamento,  le espetan con frecuencia un en que te puedo ayudar mamita?  que le revuelve las entrañas.

Esta informalidad empalagosa y descarada  alcanza su apoteosis en las patéticas vallas coloradas y de lenguaje infantil de la campaña “Portate bien” con las que la Alcaldía ha inundado las esquinas de Medellín. Esto debería considerarse como un abuso de poder por la afrenta a la estética y el menosprecio a la inteligencia de los ciudadanos, a quienes se les habla en un lenguaje, más que infantil, de retrasado mental.  Definitivamente, la tapa del congolo.



En la Política de Aristóteles estableció claramente  que la sociedad política no es una familia grande y que, por lo tanto, el soberano no podía dispensar a los gobernados el mismo trato que un ciudadano ateniense padre de familia podía dar a sus hijos o a sus esclavos. La Polis es una asociación de ciudadanos iguales algunos de los cuales eventualmente son llamados a ocupar temporalmente los cargos que requiera la buena marcha de los asuntos públicos.  

Además de buenas leyes y de gobernantes prudentes y sabios, la buena marcha de la sociedad política requiere de ese ingrediente fundamental que Aristóteles denominó la Amistad Cívica. Pero la Amistad Cívica no consiste en que los ciudadanos se vayan de farra entre ellos y mucho menos con sus gobernantes o que se traten de forma desenvuelta e incluso vulgar, como en algunas ocasiones ocurre entre los amigos corrientes. La Amistad Cívica parte de la conciencia compartida por los ciudadanos de tener unos objetivos comunes. Supone el respeto de las diferencias, la exclusión de los agravios y un trato cordial y respetuoso entre los ciudadanos, de ellos a sus gobernantes y de estos a aquellos. De las vallas de la Alcaldía puede decirse cualquier cosa excepto que sean cordiales y respetuosas.

LGVA

Abril de 2017. 

lunes, 3 de abril de 2017

Odebrecht y el orangután con sacoleva

Odebrecht y el orangután con sacoleva

Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista, Docente Universidad EAFIT

Se dice que fue Dario Echandía quien dijo que la democracia colombiana era un orangután con sacoleva. También se dice que dijo aquello de “…el poder,  ¿para qué?”.  Seguramente dijo una y otra cosa este expresidente colombiano que decía tantas. Fue candidato de su partido, el liberal, en tres ocasiones y otras tantas veces retiró su candidatura antes de las votaciones. No obstante, en dos oportunidades vistió la banda presidencial reemplazando como designado  a los titulares, López Pumarejo y Lleras Camargo. De Echandía se tiene pues la certeza de que llegó a la presidencia en sin que mediara una votación fraudulenta.

Desde que Colombia es Colombia, después de la disolución de la Grande en 1830, se han realizado elecciones periódicas de forma casi ininterrumpida. A lo largo de todo el siglo XIX no dejaron de realizarse en las fechas previstas a pesar de las guerras y sublevaciones en las que dicho siglo fue especialmente pródigo, como en otros países de América Latina. Hacer una nación no es tarea fácil. Puede decirse que en el siglo XIX los colombianos guerrearon y votaron incontinentemente.

La pureza muchas de esas votaciones no está libre de sospechas. El anecdotario político del siglo XIX  está lleno de episodios de coacción a la libertad del elector o de trampas descaradas en el escrutinio. El Coronel Aureliano Buendía decidió irse a la guerra por primera vez cuando su suegro Don Apolinar Moscote, el prefecto de Macondo, cambió en su presencia las papeletas depositadas en la urna para que las azules fueran muchas más que las rojas. No se sabe  cuál fue la primera guerra del Coronel, pero si se tiene certeza de que la última fue la de los mil días, con la que Colombia terminó en siglo XIX y comenzó el XX.

Las primeras elecciones presidenciales de siglo XX, en 1904,  las ganó por estrecho margen el candidato conservador general Rafael Reyes al también conservador Joaquín Fernando Vélez. El partido liberal se abstuvo de participar. El estrecho margen – 50,3% frente a 49,7%- dio lugar a que se hablara de fraude. El historiador Eduardo Posada Carbó, en su artículo “Los límites del poder: elecciones bajo la hegemonía conservadora”,  menciona el caso del general Iguarán quien hizo que los miembros de la asamblea electoral del distrito de Padilla en La Guajira firmaran en blanco las boletas electorales para venderlas después al mejor postor.

Carlos E. Restrepo, quien gobernó entre 1910 y 1914, es otro de los presidentes colombianos sobre el cual no existe duda alguna de que llegó al poder sin que mediara una elección fraudulenta pues fue nombrado por una Asamblea Constituyente convocada después de que el general Reyes renunciara, acosado por sus opositores. Las elecciones de 1914 y 1918 fueron ganadas por amplio margen por José Vicente Concha y Marco Fidel Suarez, respectivamente. En las del 14 el partido liberal apoyó la candidatura de Concha y en las del 18 la del poeta Guillermo Valencia. . En estas últimas hubo denuncias de fraude y de intervención descarada del clero en favor de la candidatura de Suarez.

En 1922 el partido liberal retorna con fuerza a la arena electoral, con la candidatura del general Benjamín Herrera enfrentado al también general Pedro Nel Ospina del partido conservador, quien a la postre sería el vencedor. Aunque Ospina casi duplicó en votos a Herrera no faltaron las denuncias de fraude. Para la historia quedó el telegrama dirigido por un tal Ruperto Meto, gamonal de Cáqueza, al presidente Suarez, ocho días después del día de elecciones: “Conservatismo entusiasmado continúa votando”.  Hubo incluso llamados a la insurrección que fueron desautorizados por el general Herrera. Los liberales no se fueron a las armas pero en protesta se abstuvieron de ingresar al gabinete de Ospina, poniendo fin a los gobiernos de coalición o de gabinetes mixtos iniciados por el general Reyes.

En las elecciones de 1926 el partido liberal no presentó candidato alegando falta de garantías. Llegó a la presidencia Miguel Abadía Méndez, convirtiéndose así el primero de los cuatro presidentes que en el siglo XX ganaron solitarios las votaciones que los llevaron al poder. Los otros fueron Alfonso López Pumarejo, en 1934, Eduardo Santos Montejo, en 1938, y Laureano Gómez Castro, en 1949. En todos estos casos el partido opositor alegó falta de garantías.

Bajo el Frente Nacional, surgido después de la caída de la dictadura de Rojas Pinilla, los partidos liberal y conservador se coludieron para presentar de forma alternada candidatos únicos a la presidencia. En la primera elección, realizada en 1958, el candidato frentista Alberto Lleras Camargo ganó por amplio margen, 50%,  a Jorge Leyva Durán, candidato de una disidencia conservadora. Guillermo León Valencia y Carlos Lleras también ganaron por amplios márgenes las contiendas electorales que los llevaron a la presidencia.

En las elecciones de 1970 el orangután volvió a vestir su saco leva. La disciplina del partido conservador estaba al parecer profundamente resquebrajada y llegó a las elecciones con dos candidatos adicionales – Belisario Betancur y Evaristo Sourdis -  al frentista Misael Pastrana Borrero. Como consecuencia de esta división, Pastrana vio disminuido su caudal electoral y triunfó por escaso margen frente al general Gustavo Rojas Pinilla, quien había retornado a la arena política a la cabeza de una coalición de liberales y conservadores marginados de sus partidos denominada Alianza Nacional Popular – ANAPO. Está comprobado que hubo fraude pero no que este hubiera sido propiciado o cohonestado por el gobierno de Lleras Restrepo. Aunque las maniobras electorales en algunos departamentos, como los votos cambiados en Nariño por orden el senador Luis Avelino Pérez, probablemente no fueron definitivas en el resultado final, las elecciones de 1970 quedaron marcadas por el estigma del fraude y este estigma alteró la historia del Colombia pues dio origen al Movimiento 19 de abril, M-19, algunos de cuyos integrantes están actualmente vigentes en la política nacional.



Se observa en la tabla que la calidad de las elecciones presidenciales mejora desde el final del Frente Nacional. En las once elecciones realizadas hasta hoy hubo pluralidad de participantes y ningún partido o movimiento se marginó por falta de garantías. En ocho de ellas (1974, 1978, 1982, 1986, 1990, 1998, 2002 y 2006) los candidatos triunfadores ganaron por márgenes suficientemente amplios como para descartar cualquier probabilidad de que en el resultado final haya sido determinante cualquier acción fraudulenta. Las ovejas negras de la manada son las elecciones de 1994, 2010 y 2014.

Lo ocurrido en las elecciones de 1994 marca el inicio de una nueva forma de trapisonda electoral, la financiación dolosa de los gastos de las campañas, que será refinada en las elecciones de 2010 y 2014.  Hasta entonces todo era cuestión de cambio de votos, fraude en el conteo o alguna forma de constreñimiento al elector, que generalmente no eran determinantes del resultado final. Algo totalmente diferente es lo acontecido en las votaciones de 1994.  Es un hecho probado que a la campaña de Ernesto Samper Pizano entraron dineros del narcotráfico. Dada la estrechez de los resultados, es harto probable que esa financiación dolosa haya sido determinante para la victoria de Samper Pizano.

En 2010 Santos ganó por amplio margen en ambas vueltas. En 2014 perdió la primera y ganó la segunda por márgenes mucho menores aunque relativamente holgados.  Está probado y reconocido que a la campaña de Santos de 2010 entraron dineros de Odebrecht y hay fuertes indicios de que en la de 2014 ocurrió lo mismo. Dado el amplio margen, es improbable que los afiches comprados con esos dineros de Odebrecht hayan sido determinantes en el resultado de las elecciones de 2010, pero de lo que no cabe duda es que desde ahora están garantizando al señor Roberto Prieto un lugar en la galería de la picaresca colombiana del fraude electoral al lado del general Iguarán, el gamonal Ruperto Meto y el senador Luis Avelino Pérez. Por su parte, Juan Manuel Santos igualará la marca de Darío Echandía pero al revés. Es decir,  Santos pasará a la historia como el colombiano del cual se tiene la certeza de que llegó a la presidencia en dos oportunidades como resultado de otras tantas elecciones fraudulentas.

LGVA

Abril de 2017.  

sábado, 1 de abril de 2017

La carta democrática y el revolver de Rómulo Betancourt

La carta democrática y el revolver de Rómulo Betancourt

Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista, Universidad EAFIT

La historia tiene sus astucias, al decir de Hegel. La Carta Democrática de la OEA, por cuya aplicación a Venezuela claman los “demócratas” de América Latina, buena parte de los cuales han guardado silencio durante los 18 interminables años de la dictadura chavista-madurista, es el invento de un venezolano, Rómulo Betancourt, quien lideró el movimiento cívico que en 1958 dio al traste con la dictadura de Pérez Jimenez, a quien sucedió en el poder después de triunfar en la elecciones realizadas en diciembre de ese año.

En el discurso de posesión, el 13 de febrero de 1959, Betancourt formuló la que desde entonces llevaría su nombre, la Doctrina Betancourt:

“Solicitaremos cooperación de otros gobiernos democráticos de América para pedir, unidos, que la OEA excluya de su seno a los gobiernos dictatoriales (…) sólo pueden formar parte de este organismo los gobiernos de origen respetable nacidos de la expresión popular, a través de la única fuente legítima de poder que son las elecciones libremente realizadas. Regímenes que no respeten los derechos humanos, que conculquen las libertades de sus ciudadanos y los tiranice con respaldo de las políticas totalitarias, deben ser sometidos a riguroso cordón sanitario y erradicados mediante la acción pacífica colectiva de la comunidad jurídica internacional.”

En 1960, Betancourt consiguió que su doctrina se aplicara a República Dominicana, gobernada con mano férrea por el dictador Rafael Leonidas Trujillo, El Chivo, de Vargas Llosa. Más tarde se aplicó a la Cuba de Fidel Castro. Betancourt se granjeó así, o mejor acrecentó, el odio visceral de ambos dictadores.  El odio de Trujillo era muy viejo, por lo menos desde 1948. En varias oportunidades había enviado pistoleros para asesinarlo. Después de la expulsión de la OEA, organizó un atentado dinamitero en Caracas al que Betancourt sobrevivió milagrosamente.  Castro, por su parte,  patrocinó dos incursiones guerrilleras contra Venezuela, que fueron conjuradas cabalmente. Pero Castro lo odiaba también desde antes de su expulsión de la OEA,  después de que Betancourt se negó a otorgarle un préstamo de US$ 300 millones en petróleo. El petróleo de Venezuela no se regala, según Enrique Krauze, con esta frase lapidaria habría despachado Betancourt la pretensión del dictador cubano. Años más tarde, Chávez compensaría con creces el regalo negado.
   
De manera unilateral, en aplicación de la Doctrina Betancourt, Venezuela rompió relaciones diplomáticas y comerciales con España, Argentina, Perú, Ecuador, Guatemala, Honduras y Haití. Hacer esto en los años 60 era ir en contra de la política exterior de Estados Unidos que, en su afán de contener la “amenaza comunista” apoyaba a las dictaduras de derecha. Pero era algo que Venezuela se podía pagar pues desde los años treinta se beneficiaba de ingentes ingresos petroleros. Curiosamente, otra astucia de la historia,  como Chávez, en su momento Betancourt se enfrentó al “Imperio” pero para defender la democracia mientras que aquel lo hizo para defender la dictadura.

Se ha dicho que la aplicación de la Carta Democrática a Venezuela en poco o nada contribuye a poner fin a la dictadura. Hay algo de verdad en esto, se alega el caso de Cuba. Pero también es verdad que el aislamiento internacional del gobierno de Maduro sería un fuerte apoyo moral al pueblo venezolano que desde hace años lo ha venido reclamando infructuosamente. El desenlace de la crisis depende de la capacidad de la oposición venezolana de paralizar el país y volcarse a las calles durante varias semanas y de la respuesta del ejército frente a una movilización masiva. Si la respuesta es la represión,  la dictadura se consolidará y se hará más brutal.

Rómulo Betancourt era un hombre de armas tomar en el sentido exactamente literal. Se dice que portaba siempre un revolver con el que estaba dispuesto a plantar cara a los sicarios que Trujillo, Somoza y otros dictadores enviaban para asesinarlo. Al pueblo venezolano le está haciendo falta ciertamente el apoyo internacional y de algo le serviría la aplicación de la Carta Democrática. Pero inerme como está frente a una dictadura armada hasta los dientes, más que la doctrina lo que más falta le hace es probablemente el revolver de Betancourt.

LGVA

Abril 1 de 2017.